Noviembre y diciembre son meses ideales para trabajar en el plan estratégico de tu empresa para 2020. Así, con claridad con cuáles son los pasos que vas a dar durante todo el año, en enero próximo podrás retomar tus actividades con el foco y la energía necesarios.
Una de los errores más comunes que cometen los emprendedores a la hora de planificar es no tener objetivos claros. Porque decir “Quiero aumentar mis ventas” no es lo mismo que afirmar “Voy a duplicar los ingresos” o “Triplicaré el número de clientes”. Tener metas específicas no solo permite enfocarse y definir tácticas específicas y útiles, sino también medir los avances y hacer los ajustes necesarios en el camino.
Por eso hoy queremos compartirte tres consejos sencillos que te ayudarán a establecer de manera más efectiva tus objetivos para 2020. ¡No dejes de aplicarlos!
1. Que no te frene el miedo
Crecer significa comprometer no solo horas de trabajo, sino también activos y dinero. Por eso hay que ser realista en cuanto a los objetivos planteados, pero eso no debe significar nunca plantearse metas demasiado pequeñas. Por supuesto que afirmar “Este año quiero facturar $1,000,000” puede provocarnos algo de ansiedad, porque cuanto más alto el objetivo, mayor la posibilidad de fracaso. Pero si nos dejamos dominar por el temor, el negocio siempre será pequeño.
2. Piensa también en el beneficio del cliente
Los objetivos de crecimiento no pueden dejar de lado los intereses de tus consumidores actuales y potenciales. Porque al final, serán ellos los que harán posible con sus compras que puedan ser alcanzados. Por ejemplo, si quieres lanzar una nueva línea de productos, debes asegurarte de que van a solucionar un problema o necesidad de tu audiencia objetivo, y que se van a mostrar interesados en la nueva propuesta de valor.
3. Deja todo por escrito
La mejor manera de comprometerse con un objetivo es escribirlo, porque si solo queda en nuestra cabeza serán ideas o propósitos muy vagos, y sin ninguna capacidad para ponernos en acción. Además, escribir nuestras metas y ponerlas en un lugar visible (por ejemplo, en la agenda o una pared de la oficina) nos permite recordarlas, motivarnos y no distraernos en tareas que no son importantes para alcanzarlas.
4. No te detengas en el cómo (por ahora..)
¿Cuántas veces descartamos un objetivo porque nos ponemos a pensar en los problemas y barreras que deberemos superar para alcanzarlos? ¿O en vez de enfocarnos en las posibilidades de crecimiento, nos quedamos atrapados en nuestra falta de presupuesto o la fortaleza de nuestros competidores? La buena noticia es que, una vez fijadas nuestras nuevas metas, podremos resolver cómo alcanzarlas durante todo el año. Por supuesto que es importante pensar en cuáles serán las tácticas más efectivas con anticipación, pero la idea de pensar en objetivos grandes es justamente que nos den ánimos y fuerza para pensar “fuera de la caja”, descubrir nuevos recursos y mejorar nuestra productividad.
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