Tener muchos clientes o generar más ventas no siempre significa el éxito de una empresa. Es más, cuando hay desorden en las cuentas y en la operación, el ingreso de más dinero puede significar grandes dificultades.
Como explican los expertos, el principal problema de muchos emprendedores es que manejan sus negocios sin una idea clara de qué está sucediendo con ellos, o hacia dónde van. En cambio, los empresarios más exitosos miden todo: las ventas, los gastos, la cantidad de horas trabajadas del personal, cómo van las metas de los vendedores, o el número de seguidores de las redes sociales de la marca.
La explicación es sencilla: solo con métricas y datos precisos sobre cuál es su evolución, es posible administrar y monitorear cada área de la empresa. Si un departamento no está haciendo bien las cosas, los números lo dejarán en claro en forma inmediata, y será posible que como dueño de la compañía puedas actuar a tiempo.
La buena noticia es que la tecnología ha facilitado y vuelto más rápido el acceso a la información clave que necesitamos. Y además, ya no hace falta contar con costosas y complicadas plataformas, sino que hoy existen en el mercado sistemas administrativos empresariales eficientes y accesibles.
Lo más importante es conocer cuáles son los indicadores que debes tener en cuenta. Y son los siguientes.
- La evolución de las ventas (cómo se avanzó mes a mes, de acuerdo a los objetivos planteados al inicio del año).
- Los ingresos reales (en comparación con los montos facturados).
- Los movimientos del flujo de efectivo.
- Los gastos reales (con respecto a lo determinado en el presupuesto).
- El impacto de los esfuerzos de marketing y promoción sobre las ventas.
- El costo de adquisición cada nuevo cliente (esto incluye los gastos de marketing, pero también en promociones o descuentos).
- Negocios prospectados versus negocios cerrados (para detectar áreas de oportunidad en el proceso de ventas).
- El valor de vida del cliente (de acuerdo a la relación que mantiene con la empresa a lo largo del tiempo, la frecuencia y el monto de sus compras).
- El estado de los inventarios (para poder tomar mejores decisiones de compra a proveedores).
- El desempeño de tus empleados (cuántas horas por día trabajan, cuál es su horario de entrada y salida de la oficina, si hacen horas extras, etc.)
- La productividad de los trabajadores (cuántas horas del total dedican a tareas productivas o estratégicas para el crecimiento del negocio).
Una vez que hayas adoptado las métricas en tu empresa, revisarlas se volverá una costumbre diaria, que solo te llevará unos minutos. Y esos datos clave que saldrán a la luz se convertirán en uno de los motores para el crecimiento del negocio. No los desaproveches.
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