Claves para mejorar tu competitividad

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Por: Brian Nishizaki, Director de Ventas de Aspel

En un entorno económico tan cambiante, donde los mercados son más dinámicos y los consumidores más exigentes, la competitividad hace la diferencia entre el éxito o fracaso de un negocio. Y son las pequeñas y medianas empresas (Pymes) las que pueden sacar mayor provecho de ella al aplicarla en sus procesos.

La competitividad se refiere a la forma en que se administran los recursos de una empresa para garantizar una posición por arriba de cualquier otra compañía con el propósito de generar rentabilidad y permanencia en el mercado.

En pocas palabras, ser competitivo significa ser altamente productivo. Sin embargo, de acuerdo con un reporte del McKinsey Global Institute, la productividad entre las pequeñas empresas en México ha caído a un ritmo anual de 6.5%, debido a falta de eficiencia, tecnología e innovación.

Aunado a esto, más del 80% de las Pymes no cuenta con algún tipo de certificación; cerca del 50% no utiliza técnicas en calidad o productividad; sólo el 24% maneja una licencia o patente; y el 83% no realiza alguna actividad para consolidar su presencia en el exterior, según datos del Centro de Negocios WSFB, lo que repercute directamente en la competitividad.

Buenas prácticas para la competitividad de tu negocio

Para mejorar el panorama, es necesario impulsar la competitividad de las Pymes a partir de buenas prácticas en materia de administración, producción, clientes, entre otros aspectos. Estos son algunos puntos en los que los empresarios deben enfocarse para que su negocio se destaque de los demás:

  • Planeación: Significa fijar metas, establecer acciones a realizar, definir proyectos, implementar sistemas de control o evaluación para valorar los avances, resultados y logros obtenidos. Hay que recordar que la planeación sin control no funciona, y que el éxito no es cuestión de suerte, sino de estrategia.
  • Especialización: Una empresa que se enfoca en un tema o industria muy específica se defiende mejor y tiene más posibilidades de hacerle frente a la competencia.
  • Innovación: Es fundamental mantener una constante actualización de ideas y propuestas, de esta forma tu negocio estará listo para enfrentar cualquier cambio o crisis de manera rápida y eficiente. Además, toma en cuenta que las compañías más innovadoras crecen tres veces más rápido que las que no apuestan por innovar, según una encuesta elaborada por la firma PwC.
  • Administración: Es indispensable contar con reportes de la situación financiera de tu empresa para tomar decisiones acertadas, así como controles para evitar desvíos.
  • Calidad: Invertir en ella es un excelente negocio, por los resultados que trae consigo, como aumentar ganancias, mejorar costos y procesos, tener precios más competitivos, así como productos y servicios más fáciles de colocar y mantener en los mercados actuales.
  • Servicio al cliente: Tus clientes son lo más importante, por ello debes cuidar al máximo la atención que les das, generando estrategias para retenerlos, fidelizarlos y satisfacerlos de la mejor manera.
  • Valor agregado: Actualmente, los consumidores buscan un extra en lo que compran, más allá del precio; por ello, ofrece ese extra que te diferenciará de la competencia, el cual puede estar en tu producto o servicio, en la experiencia de compra, en tu empaque, etc. La premisa es ser único.
  • Tecnología: Su uso tiene diversos beneficios como una adecuada gestión de la información, manejo efectivo de inventarios, reducción de costos, generación de ingresos, nuevas oportunidades de negocio, etc.
  • Comercialización: Conoce a fondo tu producto o servicio, identifica las necesidades de tu consumidor y adelántate a ellas; también, ten al día tu canal de distribución y una fuerza de ventas profesional, y alinea tu estrategia de mercadotecnia y publicidad a los objetivos del negocio.
  • Profesionalización: Esto quiere decir coordinar las diferentes áreas de la organización a través de personas con las capacidades adecuadas para los distintos requerimientos.
  • Equipo: Los empleados son los que hacen a la empresa, pues su compromiso posibilita que sus habilidades se usen a favor del negocio. Por ello, motívalos, invierte en ellos, crea iniciativas que te ayuden a retener talento y a evitar la rotación de personal.
  • Alianzas: Apoyarse en otras empresas y crear sociedades aumenta el potencial de ambas y las fortalece.

Como vemos, la competitividad no es producto de la casualidad ni surge espontáneamente, se crea y se logra a través de estrategia y esfuerzo continuo de las diferentes áreas que integran la compañía.

Se debe entender lo que está pasando más allá de las fronteras del negocio, anticiparse a los cambios y responder oportunamente a los nuevos desafíos. Esto nos pondrá muy por delante en el camino hacia el crecimiento y el éxito empresarial.

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