Ser emprendedor no es nada sencillo, ya que muchas grandes ideas de negocios parecen no funcionar en el mundo real, por lo que es común abandonarlas por muy buenas que parezcan, ¿te ha pasado?
Apelar a tu sueño puede ser complicado, pero muchos como tú han tenido un inicio difícil y han logrado consolidar grandes empresas que son reconocidas mundialmente, vamos a echar un vistazo a un caso de éxito que tiene por principal ingrediente la perseverancia.
En este artículo y para hacer referencia, le llamaremos Elias a nuestro emprendedor. Elias inicia su historia en una pequeña granja, desde muy joven trabajó repartiendo periódicos para el Kansas City Star con el propósito de ayudar a su padre con problemas de salud. Era un chico a quien le apasionaba hacer dibujos, así que en su escuela hacía cómics para un periódico sobre temas políticos llamado de Village Voice . Tal fue su pasión por el dibujo que su primer trabajo formal fue en una compañía llamada Pesemen-Rubin Art Studio, donde realizaba anuncios para periódicos, revisas y cine.
En 1920 junto con un amigo, decidió emprender una compañía de animación, pero no pasó mucho tiempo para su primer fracaso, ya que no contaban con suficientes clientes para mantener su empresa. Esta desafortunada situación llevó a la quiebra su primer intento de emprendimiento.
Elias no quitó el dedo del renglón, y en poco tiempo logró ser contratado por una compañía de animación, lo que le permitió aprender y desarrollar nuevas técnicas de animación. Un par de años más tarde, intenta abrir nuevamente su compañía, haciendo animaciones de cuentos populares, descubrió que la pasión por su trabajo superaba la realidad, lamentablemente sus gastos eran superiores a sus ingresos. Un año después su compañía entra en bancarrota.
Más tarde, Elias se traslada a California con solo 40 dólares en el bolsillo e intenta ingresar a la industria cinematográfica sin obtener éxito. Nuevamente intenta abrir una compañía de animación y funda lo que hoy conocemos como los orígenes de Walt Disney Company. Es así como este visionario comienza a crear un imperio.
La gran lección de esta historia es nunca dar marcha atrás y mantenerse firme en que un sueño se puede hacer realidad, siempre y cuando estemos dispuestos a dar todo lo mejor para alcanzarlo. Sin importar la opinión de los demás emprende con motivación y convencido de que te vas a comer al mundo.
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