5 cosas que deberías saber si vas a emprender antes de los 30

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Aunque eres muy joven y no tienes ninguna experiencia en el mundo de los negocios, estás decidido: vas a emprender. Estás entusiasmado, tus amigos te felicitan… pero tu familia quizá está preocupada. Es que armar una empresa propia no es un camino fácil, y la posibilidad del fracaso está siempre presente.

Sin embargo, iniciar un negocio antes de los 30 también tiene muchas ventajas, por ejemplo, el nivel de entusiasmo y energía que tienen los más jóvenes, la posibilidad de asumir mayores riesgos y el potencial de obtener ganancias más abultadas a lo largo del tiempo.

Al final, lo más importante es que antes de lanzarte tengas una visión objetiva sobre lo que significa ser un emprendedor, con sus aspectos positivos y negativos, sus oportunidades y sus grandes retos. Y estas son las cinco cosas que deberías saber, y que quizá nadie te dijo.

1. Emprender no significa ser libre

Las nuevas generaciones sueñan con estilos de vida más equilibrados, en los que puedan disfrutar más de su vida personal y no tengan que ajustarse a los límite de una carrera corporativa. Por eso, creen que emprender significa hacer dinero rápido, no tener un jefe y tomarse cinco vacaciones al año. ¡Y nada podría estar más alejado de la realidad! Es cierto que estar al frente de un negocio propio te da más autonomía, pero las responsabilidades son mayores. Ahora hay que responder ante los clientes, los socios y los empleados, y además los primeros años de desarrollo del negocio suelen ser muy duros.

2. Vas a necesitar mucha disciplina

Si algo tienen a favor los emprendedores más jóvenes es esa combinación de optimismo, energía y pasión. Pero eso no será suficiente si no está sostenida por la disciplina necesaria para avanzar a paso firme en un proyecto.

Los empresarios más exitosos son organizados, aprovechan su día al máximo, no toman decisiones precipitadas, y saben priorizar y delegar las tareas menos importantes. Por eso es recomendable que, antes de iniciar un negocio, trabajes durante algunos años en un gran corporativo donde puedas adquirir las herramientas necesarias para organizar procesos de trabajo en tu propia compañía.

3. La idea de negocios no es lo más importante

¿Qué define el éxito de un proyecto? La capacidad de brindar una solución novedosa y eficiente a un dolor de mercado. Todos soñamos alguna vez con ser Jeff Bezos, el fundador de Amazon… pero esos casos son excepcionales.

No se trata de inventar el hilo negro, sino de descubrir una oportunidad que nadie vio y diseñar entonces una propuesta innovadora. A veces puede ser una idea sencilla, pero que se distingue del resto por la capacidad de ejecución del emprendedor, la calidad del servicio, los costos más bajos o el desarrollo de nuevos canales de distribución.

4. Necesitas apoyarte en la experiencia de otros

Tu falta de conocimientos y habilidades en los negocios no debe desalentarte, pero tampoco es un factor que puedes ignorar, porque los retos que vas a enfrentar son muy grandes. Así que lo que tienes que hacer es compensar esa debilidad a través de la experiencia de otras personas. Por ejemplo, si tienes muchos familiares en el mundo de los negocios, puedes pedirles que te permitan trabajar durante algún tiempo con ellos. O buscar un mentor, que dedique tiempo a analizar tu proyecto y contactarte con potenciales aliados. Otra buena idea es asociarte con un empresario que ya tenga un camino recorrido en tu segmento de mercado y que haya sido muy exitoso (por supuesto, tendrás que ser capaz de convencerlo con un proyecto atractivo).

5. Deberías cuidar tu historial de crédito

Si el negocio tiene éxito, en algún momento podrías necesitar un préstamo bancario, o pensar incluso en levantar capital entre inversionistas. Pero ninguna de esas opciones será válida si como dueño o fundador tienes un mal historial crediticio personal. Así que durante tus primeros años de experiencia laboral, preocúpate por pagar a tiempo tus tarjetas de crédito (y en lo posible, el total de la deuda mensual), los recibos de los servicios que contrates en tu casa o, en caso de que cuentes con él, las cuotas del crédito hipotecario.

Además, ten en cuenta que antes de emprender, necesitas tener no solo tus finanzas en orden, sino un ahorro que te permita vivir sin recibir ingresos durante los primeros meses de operación del negocio.

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