Por Mtro. Alejandro Alvarez Carmona
En la actualidad existen diferentes modelos de administración estratégica, uno de los más utilizados por las organizaciones a nivel global, es el Balanced Scorecard (BSC) desarrollado por Kaplan y Norton, con este modelo, la visión, la estrategia y los objetivos estratégicos de la organización, se alinean entre sí a las distintas iniciativas y planes para retroalimentar a la organización con respecto a sus proyectos y a su instrumentación.
Otra metodología, que no es tan conocida pero definitivamente sí muy poderosa, es el Hoshin Kanri, metodología japonesa que nos sirve para alinear a la organización hacia los objetivos estratégicos del negocio además de que hace posible establecer proyectos para ejecutarlos y hacerlos realidad. Con esta metodología se logra que la organización se oriente en una sola dirección para alcanzar las metas a corto plazo y los objetivos a largo plazo.
Comúnmente, en el ámbito empresarial sólo un número reducido de empresas logran una adecuada y exitosa gestión integral de riesgos, ya que aspectos como la falta de claridad en la estrategia, el alcance, y la estructura, entre otros factores, dificultan los resultados deseados.
Aunque cada caso es diferente, a través del desarrollo de una cultura de prevención se pueden detectar los factores (finanzas, productos y servicios, abastecimiento y otros componentes de la cadena de valor) que afectan a la empresa, para encauzar acciones estratégicas y así poder alcanzar beneficios para ésta, tales como estabilidad, crecimiento y sostenibilidad.
Riesgos en el negocio
En general, los riesgos en el negocio representan situaciones o eventos que obstaculizan el logro de las metas y objetivos de la organización; existe la posibilidad de que ocurran variaciones positivas o negativas sobre los resultados que se esperan, y dichas variaciones no se presentan de forma aislada, tienen su origen en la interrelación de los procesos y actividades de la cadena de valor de la organización, de ahí que se insista en que se debe desarrollar en ella una cultura preventiva para una adecuada administración integral de riesgos que permita evitar sorpresas, aprovechar oportunidades, reducir costos y pérdidas, entre otros beneficios.
En general, las empresas recurren a las tecnologías de la información como estrategia empresarial, porque perciben la administración de riesgos como un concepto estratégico; en este caso, utilizan software que permite alinear las estrategias desarrolladas por la empresa con los procesos del negocio para así medir los elementos más importantes del mismo, además de incrementar el rendimiento y competitividad, pero sobre todo de mitigar el riesgo.
Para el desarrollo de modelos como éste, es recomendable el acercamiento a socios tecnológicos como Aspel, que pueden apoyar con soluciones particulares para cada empresa, de acuerdo con sus necesidades y sus dimensiones, pero sobre todo, con soporte técnico de clase mundial.
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