El crecimiento de un negocio es siempre una gran noticia para el fundador, y con ella vienen nuevos retos: como la gestión de más ventas, una mayor producción y mantener a más empleados. En la mayoría de los casos, conlleva el aumento mínimo en la estructura y en los costos para no perder rentabilidad; por eso es muy importante que, como dueño de tu negocio, entiendas cuáles son las tareas en las que debes enfocarte, para no perder el control y poder lograr que la operación diaria no dependa solo de ti.
El mejor emprendedor es aquel que dedica el 80% de su tiempo a la estrategia; es decir, a la búsqueda de nuevas áreas de oportunidad y a todo lo que tiene que hacer la empresa para aprovecharlas. Eso requiere contar con habilidades de gestión, pero también de innovación y liderazgo. Estas son las cinco tareas que se deben ejecutar regularmente para aplicarlas, mantener el rumbo y asegurar el crecimiento.
#1. Mantén viva la misión del negocio
La misión de la empresa es su razón de ser: aquello que la conecta con el corazón de sus clientes, la mantiene vigente en el mercado y asegura su éxito. Para la fortaleza de la marca es fundamental que los consumidores la conozcan y que vean cómo se cumple todos los días. Por supuesto, con intención de que los empleados la internalicen y la respeten. Hacer que esto suceda es la primera función del dueño del negocio, y quizá la más importante. ¿Cómo? A través de campañas de comunicación interna y externa, con la revisión de procesos y mediante un contacto permanente con el área de atención al cliente.
#2. Define y da seguimiento a tu estrategia
Como fundador debes de tener “los pies en la tierra y la mirada en el cielo”. De eso se trata la estrategia: de tener una visión de mediano y largo plazo, y al traducirla aplicarla diario a través de la operación. Eso significa que tienes que enfocarte en el cumplimiento de los objetivos generales y de cada departamento (por ejemplo, marketing y logística), en la rentabilidad, en la evolución de tu mercado y en cuáles son las tecnologías que te permitirán atender las nuevas demandas de los consumidores. Si en cambio haces “micro-management”, y pasas la mayor parte de la jornada revisando facturas o el orden en la bodega, entorpecerás el trabajo de los demás, convirtiéndote en el principal obstáculo para la expansión.
#3. Arma los mejores equipos de trabajo
Construye un negocio que trabaje para ti, en vez de uno que te impida tomarte un día de vacaciones o concentrarte en la estrategia. La única manera de lograrlo es allegándote de un equipo de trabajo talentoso, comprometido con la misión de la empresa y capaz de ser autónomo. Desarrolla procesos de trabajo, delega responsabilidades elaborando organigramas bien definidos para eliminar zonas grises y así promover el trabajo colaborativo. Como líder, tu tarea es apoyar al departamento de Recursos Humanos en la búsqueda y contratación del mejor talento del mercado; además de mantener una actitud de comunicación abierta para escuchar todas las sugerencias u opiniones. Y, en la medida de tus posibilidades, consiente a tu equipo.
#4. Cuida el activo más importante de la empresa: tus clientes
Sin clientes, no hay negocio. No solo porque no habría ingresos, sino porque tampoco existiría ninguna razón para estar en el mercado. Considera que, como dueño del negocio, otra de tus principales funciones es mantenerte al tanto de cómo evoluciona tu mercado, saber cuáles son los cambios en los hábitos de compra y consumo de tus clientes potenciales, indagar qué está haciendo la competencia y saber qué tan buena es en tu empresa la experiencia del servicio al cliente.
En otras palabras, enfócate en conservar la fidelidad de tus consumidores actuales para convertirlos en los embajadores primordiales de tu marca. Para ello, trabaja de cerca con el área de atención al cliente: escucha los comentarios y sugerencias de tus colaboradores, piensa en propuestas atractivas para tener siempre clientes satisfechos y entusiastas.
#5. Posiciónate como una autoridad en tu campo
Por último, gana protagonismo: como dueño de un negocio debes de posicionarte como una voz reconocida en tu sector de actividad. Al ser una marca personal más fuerte llamarás la atención sobre los productos y servicios de tu empresa y, lo más importante, de entrada, generarás confianza. Eso tendrá un efecto muy positivo sobre las ventas e incluso abrirá la posibilidad de que puedas cobrar más por tus productos y servicios. ¿Cómo puedes hacer marketing de autoridad? Por ejemplo, si tienes un estudio contable o si das asesorías de negocios podrás publicar columnas en medios de comunicación, armar tu propio blog, impartir conferencias y talleres o ¡hasta publicar tu propio libro!
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