Por: Brian Nishizaki, Director de Ventas de Aspel
Una mala administración, aunada a la falta de capacitación de los empresarios, sigue siendo la principal causa por la que desaparecen las Pymes en México. Las estadísticas son contundentes: 65 de cada 100 negocios nuevos cierran antes de los dos años de vida por errores administrativos, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía (SE).
Por su parte, la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) afirma que el 43% de las compañías en nuestro país fracasa por errores administrativos y sólo dos de cada 10 empresarios están capacitados para administrar su propio negocio.
Una práctica recurrente del empresario Pyme al iniciar operaciones es asumir el rol del “hombre orquesta”, es decir, él mismo se encarga de la producción y de las ventas, cobra las cuentas, lleva la contabilidad, crea sus propios controles, etc., quedándose sin tiempo para dirigir y hacer crecer su empresa.
Y es que aunque el empresario atienda su negocio, con el paso del tiempo, el propietario comienza a observar los siguientes errores administrativos que pueden acabar con su compañía:
- Los flujos de efectivo no son suficientes: La producción de efectivo es uno de los principales fines de las empresas, ya que permite financiar las operaciones, invertir para sostener el crecimiento y pagar las deudas. Un flujo de efectivo negativo se interpreta como una señal preocupante acerca de la liquidez, como un claro aviso de un excesivo nivel de endeudamiento.
- Existe un mal manejo de los inventarios: No se conocen a fondo las existencias de producto y tampoco se controlan las mermas, lo que genera desabasto y pérdida de ventas, utilidades, clientes y mercado.
- La contabilidad no está actualizada y al día, por lo tanto, no se tiene una idea precisa de la rentabilidad y de los compromisos que se deben cumplir.
- Ausencia de controles internos: Esto demuestra que se tienen fugas de todo y, por lo tanto, los objetivos que se habían planteado al inicio, no se van a poder alcanzar.
- No hay una adecuada determinación de costos: El empresario se da cuenta de que su precio de venta es bajo con respecto a lo que realmente está gastando, ya que no contempló, por ejemplo, la proporción de los gastos fijos, tales como la renta de la oficina, luz, etc.
- No se hacen presupuestos: Ninguna empresa puede operar sin una previsión realista de los recursos económicos que necesitará para solventar los gastos.
- Nula planeación de las actividades fiscales: Esto incluye no estar enterado de las modificaciones a la legislación tributaria, desconocer las fechas de pago de impuestos y no cumplir con las obligaciones fiscales.
- Falta de análisis financiero: Es muy importante porque informa si los cambios en las actividades y los resultados han sido positivos o negativos; también permite definir cuáles merecen mayor atención, y fomenta una adecuada toma de decisiones.
- Se desconoce qué y cuánto se vendió: No hacer cuentas y no llevar un registro administrativo rígido es el pase directo a la quiebra.
Ante este panorama, es fundamental para todo empresario Pyme combinar su capacitación con estrategia, asesoría profesional y tecnología, con el fin de crear una sólida plataforma administrativa que le permita tomar decisiones clave para su negocio, generar ventajas competitivas y asegurar su permanencia en el mercado.
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