Estimado amigo emprendedor o dueño de una pequeña y mediana empresa (Pyme), me da mucho gusto poder platicar nuevamente contigo a través de esta columna. Quizá al leer el título algo te hizo ruido, o habrás pensado que había un error. ¿Sabes?, esto es normal… Porque el sistema educativo a nivel mundial fue diseñado para enseñarnos a buscar la seguridad y la certidumbre, a no equivocarnos, a no fallar.
Sin embargo, si observas lo que ha sucedido históricamente en el mundo, entenderás que la vida está llena de incertidumbre y que siempre hay eventos impredecibles, tanto a nivel mundial como de país, estado, ciudad, familia y vida personal. Si hacemos una revisión de algunos de los eventos más importantes del siglo XX –desde la Primera Guerra Mundial a la Gran Depresión de 1929, pasando por la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, la Guerra de Vietnam, las crisis económicas sexenales en México, la Gripe Española, la crisis de las punto com, la crisis financiera inmobiliaria del 2009, y un largo etcétera– confirmamos que “lo único permanente es el cambio”.
Y si analizamos nuestra vida personal y la de las personas a nuestro alrededor, pasa lo mismo. Quizá una de las grandes lecciones que nos está dejando el Coronavirus es, precisamente, recordarnos que no tenemos un “control total” sobre el futuro. Seguramente todos esos planes que tenías para tu empresa y para tu familia para este año se han visto afectados de alguna u otra manera por la pandemia y la cuarentena obligada.
Dicho esto, ahora quisiera platicarte por qué es importante la incertidumbre, aprender a aceptarla e incluso a abrazarla. Desde mi punto de vista muy personal, los seres humanos somos seres espirituales viviendo una experiencia física y material, y no al revés. Y como tales, venimos a este planeta principalmente a crecer espiritualmente. Y el mecanismo que el universo creó para que esto fuera posible es el aprendizaje. Por eso, cuando nacemos no traemos recuerdos de ningún tipo, y venimos a este mundo “reseteados” de nuestra memoria cognitiva, por decirlo de alguna manera.
Y la razón de esto es muy sencilla: estamos aquí para elevar nuestro nivel de consciencia y para crecer. Tenemos que aprender, y justamente una de las características básicas del aprendizaje es que no sepamos las respuestas de los exámenes que tenemos que presentar.
Aprender para crecer
Imagínate que durante toda tu vida académica –desde la primaria hasta el grado escolar que hayas alcanzado en tu educación formal– te hubieran dado varios días antes de los exámenes las respuestas a las preguntas que te iban a hacer. ¿Qué hubieras aprendido? Seguramente nada o muy poco.
Sucede lo mismo en la vida, y también en las empresas. Como seres humanos y como emprendedores, constantemente se nos presentan exámenes o retos, que tenemos que superar para ir mejorando y desarrollándonos. Y si nos dieran las respuestas de antemano, si supiéramos cómo van a cambiar las cosas y cuál es el futuro, no aprenderíamos nada. Es por esto que la incertidumbre, al final, es indispensable para que podamos crecer.
Lo que tenemos que aprender, y por supuesto esto no es nada fácil, es a disfrutar de la perplejidad que nos provoca no saber qué va a pasar. Pero podemos empezar a hacerlo si entendemos que la seguridad es una mera ilusión, como ya te habrás percatado cuando leíste el recuento de solo algunos de esos acontecimientos “inesperados” que sucedieron en los últimos 100 años.
Ahora bien, esto no significa que no tengas que trabajar en tu empresa para poder tener la mayor estabilidad posible, implementando procesos y sistemas en todas las áreas para que las cosas se hagan la mayor parte del tiempo de la misma manera, y para poder ofrecer productos y servicios de calidad estandarizada. Al contrario, es fundamental que trabajes en esto todo el tiempo, pero teniendo en claro que siempre aparecerán desafíos inesperados. La clave es el esfuerzo combinado con la paz interior y el desapego.
Al entender este concepto y aplicarlo todos los días, podrás disfrutar más de tu día a día –incluso en los momentos de crisis como el que estamos atravesando–, controlar el estrés y la ansiedad, tomar mejores decisiones, tener mejores relaciones laborales y personales, y cuidar tu salud.
Quiero compartirte el caso de uno de mis muchos amigos emprendedores, que tuvo un gran éxito con su negocio y que cuando las cosas están estables se aburre terriblemente, porque como siempre me comenta, necesita retos. Por eso, aunque el Coronavirus afectó a su empresa, te aseguro que la está pasando mucho mejor que la gran mayoría de esos dueños de Pymes que están demasiado angustiados por la situación económica actual y por lo que pueda traer el futuro. La única diferencia entre mi amigo y el resto de muchos empresarios es la actitud mental, que le permite considerar a los desafíos como sus mejores amigos y sus mejores maestros.
Así que en estos días, aprendamos poco a poco a disfrutar de la incertidumbre, entendiendo que de momentos como este vienen las grandes lecciones que necesitamos aprender tanto en nuestra vida personal como profesional o de negocios. Créeme, vale la pena trabajar en esto porque la recompensa puede ser enorme: no solo alcanzar tus objetivos o tener éxito, sino disfrutar de una vida más plena.
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Rodrigo Laddaga es emprendedor, coach especializado en el crecimiento de pequeñas y medianas empresas, autor y conferencista. Está certificado en algunas de las metodologías más exitosas del mundo para el crecimiento de las Pymes, como EMyth, Pumpkin Plan, Profit First, Duct Tape Marketing y Top Grading, entre otras. Ha sido miembro de organizaciones que buscan impulsar el éxito de emprendedores y empresarios, como Entrepreneur Organization (E0), Endeavor y Unión Social de Empresarios de México (USEM). Es fundador de Helpi Coaching y acaba de publicar su primer libro. Síguelo a través de Facebook: Rodrigo Laddaga Helpi Coaching.
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