En estos tiempos de cambios acelerados y consumidores cada vez más exigentes, las empresas están obligadas a desarrollar propuestas de valor que no solo atiendan las demandas del mercado, sino que también sean capaces de llamar la atención por su originalidad. Y para lograrlo, son imprescindibles la creatividad y la innovación.
Por supuesto, estas capacidades no pueden ser exclusivas del dueño o de los directores del negocio, sino que tienen que atravesar toda la organización. Porque al final, el potencial de cualquier empresa está determinado por la apertura al cambio y la experimentación de cada uno de los empleados. ¿Pero cómo lograrlo cuando, en este cierre de año, parece que tenemos que ser más conservadores que nunca? Esto es lo que dicen los expertos.
1. Define los objetivos principales de innovación en la empresa
Pensar en un cambio general solo puede generar confusión. Es importante que todos tengan en claro en qué áreas, procesos, productos o servicios hay que enfocar la energía y las nuevas ideas.
2. Muestra mayor interés en las ideas de otros
Este es un ejercicio diario que debes realizar para mostrarte como un líder más abierto, y así invitar a tus empleados a que se animen a presentar sus ideas, promover el intercambio de información y la creatividad.
3. Haz pruebas a pequeña escala
En un ambiente controlado, va a ser más fácil minimizar los riesgos y las pérdidas por productos o servicios nuevos que no funcionan, o identificar rápidamente los beneficios de la innovación.
4. Documenta cada proyecto
Para que todo proyecto de innovación tenga un impacto positivo en los resultados, es vital dejar por escrito cada proceso, desde las reuniones de brainstorming hasta las primeras pruebas de un prototipo. Eso dejará en claro responsabilidades y logros, y motivará a los empleados a seguir participando.
5. Identifica los pequeños cambios que pueden tener un gran impacto
Por último, ten en cuenta que la transformación de una compañía y la mejora de sus resultados está muchas veces en detalles pequeños como la calidad de la atención de los clientes ante una queja, o el tamaño de la presentación de los productos. Habla de esto con tus empleados e invítalos a reflexionar sobre qué pueden mejorar en su trabajo diario.
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