Asociarte con alguien puede ser una de las decisiones más importantes que tomes en tu vida. Ya sea porque quieras iniciar un negocio o hacerlo crecer, un socio puede aportar capital, nuevas ideas, otro punto de vista a la hora de resolver un problema, la posibilidad de dividir tareas y apoyo en las épocas de crisis.
Pero cuidado, porque formar una mala sociedad puede traerte muchos dolores de cabeza, y hasta acabar con tu compañía, por ejemplo, es muy común que las personas decidan asociarse con familiares o amigos, confiadas en que el conocimiento mutuo y la confianza serán suficientes para trabajar juntos. La realidad es que el manejo de un negocio demanda mucho más que eso, y es en los momentos más difíciles cuando las relaciones más cercanas se ponen a prueba.
Entonces, ¿qué tenemos que tener en cuenta para elegir el mejor socio? Aquí te compartimos cinco puntos que no puedes dejar de analizar.
1. Busca valores en común
Es la base de cualquier sociedad exitosa. Si tú crees en el valor del trabajo y el esfuerzo, no puedes asociarte con una persona que sea impuntual, irresponsable o que acepte prácticas de corrupción para cerrar un contrato. Tener una conversación a fondo sobre este tema es el primer paso para tomar la mejor decisión.
2. Asegúrate de la estabilidad emocional y financiera de tu socio potencial
Manejar un negocio propio puede ser como una montaña rusa, y hace falta templanza y carácter para enfrentar las crisis, los fracasos y también los éxitos. Además, es importante conocer la situación económica de nuestro partner potencial, si tiene el respaldo suficiente para vivir sin un sueldo durante los primeros meses o para hacer nuevos aportes de capital en el mediano plazo. En este punto, no puede haber sorpresas.
3. Define objetivos claros
Los socios deben tener claro a dónde quieren llegar, y qué debe hacer cada uno para alcanzar esa meta. Pero algo que suena tan obvio, es muchas veces el origen de malentendidos, discusiones y mucha frustración. Si el objetivo es que las ventas crezcan al doble, pero sólo uno de los empresarios trabaja horas extra para lograrlo, no pueden esperarse buenos resultados. Es mejor establecer de entrada (y por escrito) qué queremos, qué esperamos del otro y qué estamos dispuestos a dar.
4. Asegúrate de que existan capacidades y experiencias complementarias
En una empresa en crecimiento hay muchas áreas críticas por atender, y los socios deben dividirse esas tareas. Por ejemplo, un integrante puede enfocarse en la estrategia, otro en la operación del día a día y el tercero salir a buscar clientes, pero si a todos les apasiona el marketing y es lo único que saben hacer, esa sociedad no tendrá ningún futuro.
5. Sal de tu zona de confort
Asociarse con familiares, amigos o compañeros de la universidad puede resultar muy cómodo, ya que son las personas que conocemos y tenemos más cerca, pero para encontrar al socio ideal tenemos que cruzar los límites de nuestro círculo íntimo. Una vez que tengas un perfil bien definido, empieza a buscarlo en reuniones empresariales de tu sector, en eventos de networking e incluso por redes sociales profesionales, como LinkedIn. Afuera hay mucho más talento, experiencia y capital del que crees.
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