Luego de más de un año de pandemia, y de la adopción del teletrabajo en millones de empresas en todo el mundo, está claro que los equipos híbridos de trabajo llegaron para quedarse. Lo que antes nos parecía difícil de implementar, o directamente inimaginable, hoy es parte de esta nueva normalidad: parte del personal trabajando en las instalaciones de la empresa, y otra desde sus hogares.
Por supuesto, esto significa retos adicionales a uno de los roles más importantes que debe ejercer el dueño de un negocio: el liderazgo de los equipos. Esto incluye el fomento de la eficiencia y la productividad, pero también la gestión del talento y la motivación.
¿Cómo manejar a estos equipos híbridos? ¿Cuáles son las nuevas prácticas que debemos incorporar? Esto es lo que tienen para decir los expertos en recursos humanos y desarrollo organizacional.
Regla #1. Definir nuevas reglas de trabajo
Es imposible trabajar con el reglamento anterior. Resulta imprescindible revisar aspectos como los horarios de conexión de aquellos empleados que hacen home office, los nuevos mecanismos para el registro y control móvil de la asistencia, los horarios de reuniones a través de plataformas de videoconferencias, y también los horarios de desconexión.
Regla #2. Impulsar la colaboración
La transición hacia los equipos híbridos de trabajo genera incomodidades y tensiones. Por eso, es importante que el líder de la empresa dedique tiempo a explicar la nueva modalidad, escuchar las dudas y opiniones de las diferentes áreas, y pensar en soluciones concretas antes los nuevos problemas. En todo momento, hay que impulsar la diversidad.
Regla #3. Capacitar y dar nuevas herramientas
Uno de los puntos que más complica el trabajo a distancia es la falta de habilidades de autogestión y toma de decisiones por parte de algunos empleados. Pero no se trata solo de decirles que, de un día para otro, van a tener más responsabilidades, sino de entrenarlos, de darles más herramientas y de fomentar la confianza entre ellos. Siempre con acuerdos pre-establecidos sobre la responsabilidad de cada área y cada empleado para cumplir con sus objetivos de trabajo, en tiempo y forma.
Regla #4. Promover una cultura de resiliencia y flexibilidad
Hoy más que nunca, los mejores líderes deben transmitir una sensación de calma y control sobre la situación. Pero sobre todo, esa visión de que las crisis son grandes oportunidades para crecer, generar nuevas ideas y desarrollar más habilidades de adaptación.
Regla #5. Definir mecanismos para una mayor transparencia
Con equipos dispersos, pueden surgir más conflictos relacionados con la carga de trabajo, la medición de avances y resultados de los proyectos, o la determinación de responsabilidades ante algún problema (por ejemplo, el servicio al cliente). La mejor opción es trabajar con plataformas de trabajo colaborativo, que incluyan funciones de mensajería, permitan intercambiar archivos y llevar un registro de cada etapa de un proyecto.
Regla #6. Establecer un calendario de encuentros presenciales
La virtualidad ha significado enormes beneficios para las empresas, tanto en términos de productividad como de costos. Pero no debemos subestimar la necesidad del contacto humano para fortalecer los lazos entre los equipos. Con todas las medidas de sanitización y seguridad necesarias, organiza encuentros periódicos entre los colaboradores en áreas abiertas de la empresa, para que puedan verse, conversar y compartir experiencias y puntos de vista.
Regla #7. Abrir nuevos canales de comunicación
En un clima de incertidumbre, y en la transición hacia nuevas modalidades de trabajo, es importantísimo que los empleados sientan que tienen la posibilidad de hablar con sus jefes en cualquier momento. Quizá el WhatsApp del dueño de la empresa o de su jefe directo no sea el canal ideal, pero sí una dirección de correo específica para atender comentarios, quejas y sugerencias.
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