5 tipos de resiliencia que necesitará tu negocio en 2022

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Una de las grandes lecciones de la pandemia es la volatilidad e incertidumbre en la que vivimos; que como emprendedores debemos prepararnos para enfrentar varias crisis, pues serán inevitables. Por ejemplo, un problema con una entrega puede significar el final de una relación de años con un cliente; la aparición de un nuevo competidor puede amenazar nuestra posición en el mercado; la masificación de una nueva tecnología puede sacudir nuestro modelo de negocios.

Pero esas crisis no deben significar el fin de la empresa; por el contrario, pueden significar la oportunidad de nuevos aprendizajes y el fortalecimiento de nuestra propuesta de valor. La clave de esa transformación está en la capacidad de generar cinco tipos de resiliencia —recomendadas por los expertos en innovación y desarrollo organizacional—. Veamos de qué se trata, y piensa cómo aplican en la realidad de tu negocio.

#1. Una oferta diversificada

Tener un portafolio variado de productos o servicios actúa como una barrera de defensa muy efectiva ante los cambios abruptos en el mercado. Por ejemplo, si un negocio se especializa en la fabricación de botas para lluvia, es vital que también tenga en su línea bolsos o sombreros para asegurar sus ingresos durante las temporadas con un clima seco.

Este consejo no desacredita en absoluto la tendencia de especializarse en nichos de mercado, sino todo lo contrario. De lo que se trata, justamente, es de ofrecer más soluciones a un segmento cada vez más específico de clientes.

#2. Estructuras más livianas

Uno de los problemas más comunes que enfrentan las empresas en crecimiento, no importa cuál sea su tamaño, es el costo en tiempo y en dinero de la administración y la operación en general. El teletrabajo pareció, hace unos meses, una solución fácil para la reducción de gastos; por ejemplo, para la renta de oficinas o el pago de servicios. Pero rápidamente quedó en claro que, sin un trabajo previo de reorganización, algunos negocios terminaron todavía más enredados.

El próximo año las empresas tendrán como una de sus principales tareas la revisión y la reducción de procesos y capas administrativas. En este camino, la tecnología y las funciones de automatización (por ejemplo, para el manejo y el control del ciclo de compra-venta link a Aspel SAE) serán aliadas fundamentales.

#3. Flexibilidad financiera

Otro factor vital de resiliencia para encarar el 2022 será tanto la salud como la flexibilidad financiera del negocio. Eso no significa estar necesariamente libre de deudas, pero sí tener un nivel de endeudamiento sano, alineado con el crecimiento de la compañía; así como tener un fondo de reserva para emergencias, contar con un historial crediticio sano y con líneas de crédito abiertas, tener una red de proveedores confiables y listos para apoyarnos ante un aumento o un descenso súbito de la demanda.

Lamentablemente, la pandemia acabó con muchos negocios que arrastraban dificultades financieras desde hace tiempo, y que no pudieron soportar meses de bajos ingresos o de inactividad. Solo aquellas con balances saludables y una red de contención pudieron salir adelante.

#4. La confianza de los clientes

Si una marca tiene una base de clientes leales y confiados en su propuesta de valor ninguna crisis de reputación será capaz de acabar con ella. Por ejemplo, una catarata de quejas en Twitter por problemas con las entregas de la tienda en línea o la publicación en los medios de un conflicto entre los socios.

Para construir este tipo de resiliencia las empresas deben trabajar en estrategias de comunicación internas y externas basadas en la transparencia de la información. El ocultamiento, los dobles discursos y la falta de respuesta ante una queja son prácticas que no podemos permitirnos en estos tiempos.

#5. La reconexión con la misión

Por último, vale recordar que una empresa que tiene en claro su propósito no solo es más fuerte, sino también es más flexible para soportar las tormentas: para no perderse y desorientarse con los datos coyunturales, como una caída súbita en las ventas o la entrada de un nuevo competidor.

Uno de los errores más comunes que cometieron las empresas durante los dos últimos años de pandemia fue hacer cambios apresurados en su propuesta de valor o en su modelo de negocios para generar ingresos rápidos y sobrevivir. Las que lo hicieron olvidando cuál era su misión y quién era su cliente: fracasaron estrepitosamente.

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