En materia de recursos humanos se habla mucho de qué necesitan las empresas de sus empleados, acerca de cómo retener al mejor talento o de qué tienen que hacer los jefes para convertirse en verdaderos líderes. Pero alguna vez te has animado a cambiar la perspectiva y preguntarte ¿qué es lo que tu equipo espera de ti como dueño del negocio? ¿Cuáles son esos errores que tus mejores colaboradores no perdonan y que los empujan a buscar otras oportunidades laborales?
El principal motor que mueve a las empresas es la mezcla de compromiso, pasión y lealtad de su equipo. Muchas veces lo olvidamos superados por los inconvenientes del día a día. Entonces, caemos en conductas que hacen sentir a nuestros empleados poco valorados, ignorados y sin perspectivas de crecimiento. Por lo que un día querrá tomar la decisión de abandonar la empresa.
Cuando la noticia involucra al mejor vendedor, al diseñador más creativo o al contador más sagaz se amenazan los planes de expansión. Es ahí cuando tanto emprendedores como empresarios se dan cuenta de que el mejor talento es aquel con expectativas más elevadas y que hay errores que no están dispuestos a pasar por alto. Según los expertos en desarrollo organizacional, son los siguientes. ¡No los ignores!
1. La indiferencia
Ante todo, las relaciones laborales son relaciones humanas. Aunque la retribución económica es un factor importante, las personas también trabajan para avanzar con sus proyectos personales, para conectar y aprender de otros, para convertirse en mejores personas y para sentirse parte de algo más grande. Cuando perciben que para sus jefes son solo un engranaje de la operación diaria —donde no hay ningún interés de su parte por sus aspiraciones y problemas— empiezan a medir su esfuerzo y nivel de compromiso para voltear su mirada hacia la competencia.
2. La falta de apoyo ante un problema
Relacionado con el punto anterior, uno de los errores que pueden terminar con la lealtad de un colaborador es no ofrecerle una respuesta concreta ante un pedido de apoyo en medio de un momento de gran dificultad. Por ejemplo, la enfermedad de un familiar, un accidente o algún otro tipo de imprevisto económico. En estos casos, una de las prestaciones más valoradas y efectivas para la fidelización de los colaboradores es el anticipo de nómina. La buena noticia es que hoy existen plataformas en Internet y aplicaciones móviles que permiten que el proceso para solicitar y recibir un adelanto sea sencillo y ordenado, sin complicar la contabilidad y el flujo de efectivo de la empresa.
3. La no comunicación
¿Cuál ha sido el impacto de la pandemia en la situación financiera de la empresa? ¿Cuáles son los principales desafíos a superar el próximo año? ¿Cuáles son los objetivos de crecimiento? ¿Qué puedo hacer para ayudar a alcanzarlos? Estas son preguntas que, a esta altura del año, se hacen muchos empleados. En la mayoría de los casos no reciben ninguna respuesta porque esa información solo se discute entre dueños y directores. ¡Error! Por supuesto, no se trata de revelar información sensible, pero sí aquella que permita a los colaboradores sentirse protagonistas y no meros espectadores.
4. La incoherencia
En las relaciones laborales aplica la misma ley que en la familia o en la amistad: “hechos, no palabras”. El mensaje del líder debe ser, además de empático, coherente; porque solo así es posible generar lazos de confianza. El jefe que finge escuchar, el que adecúa su mensaje según el empleado que tenga enfrente o que simplemente no cumple con su palabra, solo está destinado al fracaso. Los empleados pueden permanecer años en un mismo trabajo por temor a no conseguir otra oportunidad, pero no es el caso de los más talentosos y capacitados.
5. La carencia de liderazgo
¿Alguna vez le has preguntado a alguien qué recuerda de su mejor experiencia laboral? Las experiencias serán seguramente muy diversas y en algunos casos oirás hablar de un buen salario o bonos, y en otros de viajes o acceso a las mejores capacitaciones. Pero hay algo que siempre vas a escuchar: la increíble experiencia de trabajar con un gran líder. Si hoy algo valoran los empleados es la posibilidad de convivir no solo con jefes, sino con verdaderos mentores: con emprendedores y empresarios que les compartan sus experiencias, sus fracasos y sus mejores lecciones en los negocios. Es decir, con líderes empáticos capaces de contagiar el entusiasmo por su visión, sobre todo en los momentos más difíciles.
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