Emprender es una de las aventuras de vida más fascinantes. Al frente de un negocio una persona puede ganar independencia económica y hasta construir un gran patrimonio; pero, sobre todo, crecer a nivel personal. Sin embargo, emprender también es una de las aventuras más desafiantes. Y por momentos puede resultar frustrante y agotadora por la enorme cantidad de retos que implica. Uno de ellos es desarrollar una mentalidad emprendedora enfocada en las oportunidades, el crecimiento y el aprendizaje permanente de los errores.
Por eso, una de las preguntas que tiene que hacerse quien quiere convertirse en su propio jefe es si realmente tiene una mentalidad emprendedora. Por ejemplo, si se siente capaz de asumir riesgos o de no tener la red de contención de un empleo fijo. Y eso no es todo, porque una vez que el emprendedor opta por ese camino tiene que mantenerse atento a esos mecanismos de autoboicot que pueden afectar su desempeño y, a la larga, el negocio.
Según los expertos en desarrollo personal, hay tres tipos de mentalidad con potencial para afectar los resultados de la empresa; mismos en los que todos podemos caer en algún momento, ya sea porque los resultados tardan en llegar o simplemente por sentirnos cansados. Veamos cuáles son.
1. La mentalidad pesimista
Por supuesto, para emprender no se puede ser optimista en exceso o negar los datos negativos de la realidad. ¡No se trata de eso! Pero el otro extremo puede resultar igualmente nocivo, ya que con este tipo de mentalidad es muy difícil detectar oportunidades, aprender de los errores y seguir adelante en los momentos más difíciles.
Este tipo de mentalidad es típico de las personas perfeccionistas, rígidas y ansiosas: aquellas que ante la queja de un cliente o un error en un proyecto terminan su jornada laboral con la idea de abandonar todo, o preguntándose en qué momento se le ocurrió independizarse. Ante las señales de alerta de que te esté ganando una visión pesimista de las cosas, el primer paso es aceptar que eres un ser humano con fortalezas y debilidades. Luego, toma un diario o cuaderno y escribe tus problemas y frustraciones cotidianas con la idea de compartirlas con otras personas, buscar ayuda y consejos, y pensar en nuevas soluciones.
2. La mentalidad de la escasez
Este tipo de mentalidad es muy común entre personas que tienen una baja autoestima, manejan muy mal el rechazo y al final creen que lo que ofrecen al mercado no vale la pena. Entonces, caen frecuentemente en prácticas muy dañinas para el negocio, como bajar constantemente sus precios o aceptar cualquier tipo de proyectos o clientes.
Este bloqueo con la idea de la prosperidad y el dinero es más común de lo que crees y podría estar afectando el valor que le das a tus productos y servicios, tu creatividad y tu esfuerzo. Para salir de él, habla con aquellos clientes que hayan mostrado satisfacción con tu trabajo y pídeles que te cuenten qué es lo que los hizo más feliz al adquirir tus productos y servicios. Luego, enfócate en ese valor diferencial y destácalo en tus presentaciones, página Web, redes sociales y otros materiales de comunicación y promoción.
3. La mentalidad del impostor
En este caso, muy conectado con el punto anterior, los emprendedores sienten que en realidad no están capacitados ni preparados para estar al frente de un negocio exitoso o para ofrecer el mejor producto o servicio. Esto es bastante común porque, al momento de abrir un negocio, tenemos que ocupar muchas funciones a la vez, y adquirimos nuevos conocimientos y habilidades en la práctica o a través de cursos y talleres cortos. ¿Quién tiene el tiempo o puede pagar por un máster en administración y negocios cuando las 24 horas del día no alcanzan para cumplir con tantos pendientes?
Si pese a tu aparente seguridad ante los demás, en el fondo sientes que no eres lo suficientemente bueno, entonces, habla con otros emprendedores que estén pasando por las mismas sensaciones para compartir experiencias, detectar estos mecanismos de autoboicot y reír de ellos. En este tipo de situaciones no hay nada más sanador que el humor. Si sientes que esta mentalidad negativa te está afectando demasiado, busca ayuda profesional, ya sea con un entrenador de vida (coach) certificado o con un psicólogo.
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