Emprender requiere de mucha valentía; sobre todo cuando arrancamos solos, ya que es cuando asumimos todas las responsabilidades y riesgos del negocio. Por eso, en algún momento todos pensamos en buscar un socio para sumar fuerzas y, por qué no, disfrutar más de esa aventura. Sin embargo, asociarse es una decisión muy importante que puede definir el futuro de tu empresa. Existen algunas señales de alerta que pueden indicar que no es una buena idea.
Considera que en una sociedad de negocios hay muchas emociones involucradas. Al igual que en un matrimonio o en una amistad, al principio todo parece maravilloso. Hay intereses en común, sueños de prosperidad y grandes planes; pero cuando aparecen las primeras dificultades, y el dinero no llega, las cosas empiezan a tensarse: es ahí cuando se ponen a prueba las relaciones de negocios.
Además, finalizar una sociedad es complicado: además del costo emocional —primordialmente cuando se emprende junto a un amigo o familiar— hay que lidiar con cuestiones legales y financieras. Por ello, siéntate a negociar y definir con tu socio, por ejemplo, si recuperará su inversión inicial en caso de que decida qué abandonar el negocio; ya que después habría que avanzar con todos los trámites ante abogados, contadores y notarios, mismos que pueden llevar meses.
Así que, si estás pensando en asociarte: sé estratégico. Aun cuando creas que ya tienes el socio ideal o si incluso has avanzado en una conversación con él, presta atención a estas cuatro señales de alerta. Recuerda que lo que está en juego no es solo tu estabilidad financiera, sino también la emocional.
#1. Estás pasando por una mala etapa emocional
Asociarse es una decisión que debe basarse en datos objetivos y estratégicos sobre la situación del negocio. Pero la realidad es que muchos emprendedores deciden buscar un socio por las razones equivocadas, como el miedo, el agotamiento o la falta de confianza.
Por supuesto que en compañía todo es más fácil; mas lo primero que tienes que definir es si tu negocio realmente lo necesita y para qué. Pues, para empezar, podrías perder el control sobre muchas decisiones; además de tener que repartir las ganancias. Entonces, si te está ganando la incertidumbre o si por sentirte solo has buscado asociarte, tómate unos días de descanso y analiza con frialdad qué es lo que falta en tu negocio para que pueda despegar. Si te faltan contactos, quizá solo requieras de una buena campaña de marketing digital o de relaciones públicas; para ello busca a un buen proveedor de esos servicios.
#2. En realidad, solo quieres ayudar a un familiar o amigo
Entre los emprendedores y empresarios que empiezan a tener éxito en su negocio es muy común que, a razón de preocuparse por la situación económica de familiares y amigos, tiendan a querer apoyarlos. Por supuesto que está bien ayudar; pero, ¿por una mala decisión pondrás en riesgo lo que construiste? Además, trabajar juntos todos los días puede erosionar las mejores relaciones personales, incluso a las más fuertes y sanas, mucho más cuando las cosas se ponen feas y hay que hablar de dinero.
Si alguien de tu entorno se acerca para proponerte un negocio, pídele que te presente un plan detallado que incluya cuál será el modelo de generación de ingresos. Analízalo con cuidado y pide más información si es necesario. Toma una decisión racional en la que priorices siempre a favor de tu tranquilidad y bienestar económico.
#3. No hay talentos ni recursos complementarios
Una de las claves de las sociedades más exitosas es que no hay duplicidad de conocimientos, experiencias, recursos o contactos: dado que la idea de una sociedad es potenciarse para abrir más puertas. Además, en términos de la relación personal, es siempre mejor que haya un equilibrio y no que una de las partes ponga más sobre la mesa; de lo contrario, con el tiempo eso da lugar a reclamos y reproches.
Entonces, evalúa con la mayor objetividad posible cómo complementarás con tu socio potencial. Si te cuesta mucho hacerlo, pídele a alguien de tu confianza o a un mentor de negocios que te ayude a hacerlo. Por ejemplo, si eres alguien muy creativo, necesitarás a alguien que ejecute. O si tu mayor fortaleza es vender, tu socio debería de hacerse cargo de la operación diaria.
#4. Tu único problema es el dinero
Esta es otra señal de alarma que no debes ignorar, porque si tu negocio está estancado por la falta de recursos, las opciones son muchas. Puedes optar por un crédito bancario, pero también por vías más sofisticadas como los fondos de capital semilla o, en casos de inversiones más grandes, por los de capital de riesgo.
Por supuesto, primero tienes que analizar el camino tradicional: sostener la expansión con la propia generación de recursos. Quizá lo que tu negocio necesite no es una inyección de dinero, sino reducir costos, sanear las cuentas y generar más ingresos para poder adquirir maquinaria o invertir más en marketing digital. Revisa con tu contador el estado de resultados y el balance general, podrías llevarte muchas sorpresas.
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