Mientras atravesamos “la nueva normalidad”, es evidente que muchos de los cambios por los que atravesamos durante los últimos meses llegaron para quedarse. Y que en los próximos años, las transformaciones de los mercados no harán más que acelerarse. Para las pequeñas y medianas empresas (Pymes), la buena noticia es que están naturalmente más preparadas para adaptarse.
¿Por qué? Porque, si se trata de compañías sanas, por un lado tienen una buena base de clientes, fortaleza financiera y un conocimiento profundo de sus mercados. Y a la vez, y a diferencia de los grandes corporativos, cuentan con la agilidad necesaria para probar nuevos productos y servicios.
Por supuesto, el éxito de todo proyecto de innovación nunca está garantizado. Y por eso es importante que, ante una demanda cada vez más cambiante, las Pymes se enfoquen en sus habilidades y fortalezas a través de tres estrategias principales. Vamos a ver cuáles son.
Una inversión continua en innovación
Una de las claves del éxito de aquellos emprendedores que transformaron sus mercados es que fueron capaces de adelantarse a los cambios y a las nuevas demandas de los consumidores. Eso no solo significa detectar primero las nuevas oportunidades, sino desarrollar productos y servicios y lanzarlos al mercado sin tener todavía la certeza de que son los adecuados, o incluso de que el mercado está listo. Y eso implica horas de trabajo y dinero invertido en investigación y desarrollo, desarrollo de prototipos y pruebas beta, ajustes y lanzamiento de nuevas versiones… Hasta obtener la respuesta deseada.
Para las Pymes, el principal desafío está en innovar sin descuidar la operación diaria. Pero también tienen que aprender a priorizar los esfuerzos, hacer inversiones inteligentes (porque el dinero nunca sobra), tomar riesgos medidos y aceptar que habrá proyectos que no darán ningún resultado. Pero siempre dejarán alguna enseñanza.
Un conocimiento profundo del mercado
El camino más directo hacia la innovación es enfocarse en lo que nuestros consumidores necesitan y todavía no han encontrado en el mercado. Y no, como suele suceder, en nuestras ideas más disruptivas, o en lo que nosotros creemos que nuestros clientes quieren en realidad. Por eso, en medio de mercados que se transforman a un ritmo cada vez más acelerado, es vital que las Pymes cuenten con personal que esté investigando permanentemente qué está sucediendo en su nicho de consumidores.
Y no se trata solo de hacer encuestas, o focus groups, cuando estamos decididos a hacer un nuevo desarrollo. Hay que definir mecanismos para mantenerse en contacto permanente con los clientes, para escucharlos y conversar con ellos, y para poner la lupa sobre lo que hace la competencia. Y también para colaborar con otros jugadores del mercado, con los que se comparta la misma audiencia y el interés por saber más acerca de ella.
Un trabajo de equipo
Para que una buena idea se convierta en un producto o servicio rentable, hace falta la colaboración cruzada entre diferentes áreas de la compañía. Por ejemplo, para entender las necesidades del mercado, los que están a cargo de la fabricación de un prototipo necesitan del departamento de Marketing. Pero también del equipo de diseño, o de los fondos y del análisis de factibilidad del proyecto que apruebe el área de Finanzas.
Esto es especialmente cierto en el caso de los Pymes, que tienen equipos más pequeños y menos recursos que una compañía más grande. Para garantizar el éxito, o al menos acercarse a él, es fundamental que todo proyecto cuente con un líder, y que éste esté en contacto directo con el dueño de la empresa. También son fundamentales las colaboraciones con agentes externos, como investigadores, desarrolladores de tecnología y analistas de nuevas tendencias.
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