Puntos principales:
- Cuando no logramos expresar nuestro punto de vista, la importancia de un problema o una posible solución, es mucho más complicado alcanzar nuestros objetivos.
- Ser un buen comunicador nos libera además de los malentendidos, las discusiones, las relaciones tensas y el estrés.
- Abrirnos al punto de vista del otro es el paso más importante hacia una comunicación más eficaz.
Una de las dificultades más grandes que enfrentan los emprendedores en el día a día es la de comunicarse mejor. Es que cuando no logramos expresar nuestro punto de vista, la importancia de un problema o una posible solución, es mucho más complicado alcanzar nuestros objetivos. Por eso, hoy queremos compartirte cuáles son las cuatro claves de la comunicación asertiva.
Ser un buen comunicador nos libera además de los malentendidos, las discusiones, las relaciones tensas y el estrés. Se trata, sobre todo, de tener en cuenta no solo los propios intereses, sino también el punto de vista del otro. Y de ser más conscientes sobre nuestra manera de expresarnos. Vamos a ver entonces de qué se trata.
Clave #1. Escucha con interés
Abrirnos al punto de vista del otro es el paso más importante hacia una comunicación más eficaz. A veces, nos enfocamos tanto en lo que tenemos para decir que nos olvidamos que la comunicación no es un proceso lineal, sino que se basa en percepciones e interpretaciones. Y es por eso que nosotros podemos decir una cosa y los demás entender algo complemente diferente.
Vamos a tomar como ejemplo una situación cotidiana en la empresa, cuando un jefe está convencido de que comunicó una nueva medida porque envió un e-mail o colocó un memorándum en la entrada del edificio. Comunicar es asegurarse además de que la otra persona recibió el mensaje y lo entendió. Y escuchar, sin levantar un muro de por medio, qué piensa, o si tiene una idea mejor.
Como regla general, y sobre todo en la etapa de prospección de un cliente, o entrevista de un candidato, hay que escuchar el 80% del tiempo y hablar el restante 20 por ciento.
Clave #2. Cuida tu lenguaje corporal
Además de escuchar, es importantísimo que tengas conciencia sobre tus gestos y tus movimientos. Según diversos estudios, las palabras constituyen alrededor de un 10% de todo proceso de comunicación. Y el resto es no verbal. Si no hay coherencia entre las dos formas de expresión, tus interlocutores podrían recibir el mensaje equivocado, o incluso el opuesto a tus verdaderas intenciones.
Por ejemplo, puedes asegurar durante una charla que estás muy abierto a renegociar un acuerdo, pero si estás todo el tiempo de brazos cruzados vas a manifestar que estás a la defensiva. Si tu expresión es de aburrimiento, aunque digas que estás muy interesado en una propuesta la otra persona se va a desalentar.
¿Qué hacer para escuchar con real interés? Mira directo a los ojos, mantén la espalda recta y los brazos sobre el asiento, e incluso puedes inclinarte levemente sobre la mesa, como intentando escuchar mejor. Evita tomar el celular. Toma notas (pide permiso si se trata de una conversación delicada). Sonríe y asiente cuando estés de acuerdo.
El problema con las opiniones es que siempre tienen una carga emocional, sobre todo cuando hablamos de asuntos personales o relacionados con nuestro negocio.
Clave #3. Habla sólo de lo que conoces
¿Por qué los seres humanos sentimos la necesidad de expresar nuestra opinión sobre todo? Porque nos gana el ego y nos dejamos llevar por el deseo irrefrenable de emitir juicios de valor sobre situaciones o personas, o de convencer al otro de nuestra “verdad”.
El problema con las opiniones es que siempre tienen una carga emocional, sobre todo cuando hablamos de asuntos personales o relacionados con nuestro negocio. Y nos olvidamos que algunas frases pueden construir, y otra destruir cuando caen en la descalificación y el menosprecio por los demás.
¿Qué hacer entonces? Si no tienes información verificada sobre algo, simplemente di “no sé”, o “voy a averiguar”. Al contrario de lo que suponemos, esta reacción no nos va a quitar ningún tipo de mérito frente a los demás, sino todo lo contrario. Te va a mostrar como una persona más humilde, cercana y dispuesta a aprender. Y si sientes que la otra persona está más capacitada que tú, formula todas las preguntas que consideres necesarias.
Clave #4. No asumas nada
Otra tendencia que tenemos los seres humanos es anticiparnos, suponer o asumir lo que los demás piensan y sienten. Y eso nos lleva a sacar conclusiones equivocadas, generar confusión y tensar la comunicación de manera innecesaria. Es algo que sucede mucho en las relaciones personales, más cargadas de emoción y experiencias compartidas, por ejemplo en el seno familiar.
Para dejar de “leer la mente”, necesitas escuchar de manera atenta al otro y enfocarte en lo que te está diciendo, sin filtros. Vence la tentación de interrumpir y expresar tu opinión, y deja que la otra persona hable relajadamente (además, así te va a dar mucha más información). Al momento de dar tu punto de vista, pregunta a la otra persona si has sido claro al comunicarte, o hay algo más que necesite saber.
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